Hasta este año, mi cuñado tenía una tierra colindante con nuestro campo de Clemenvillas, que mi suegro dejó de trabajar 8 años antes, como ha ocurrido con tantos otros huertos de nuestra comarca, debido a su nula rentabilidad. Se dejó perder, se arrancaron los naranjos y las malas hierbas crecieron hasta ser más altas que yo. Este año, con la vista puesta en el futuro de nuestro negocio, hemos decidido adquirir esta tierra y aventurarnos a trabajarla plantando más Clemenvillas y además hacerlo de modo ecológico.
Somos conocedores también del interés de muchos de nuestros clientes por los productos ecológicos. Además, nosotros personalmente creemos en el futuro de este modelo de agricultura por razones como la diferenciación del modelo tradicional, calidad del fruto, sostenibilidad económica y medioambiental, etc.
No obstante, el cultivo ecológico conlleva la aplicación de técnicas específicas y generalmente más complejas para su sustentación, especialmente para combatir las plagas en caso de aparecer, así como una posible intensificación de la mano de obra en algunas tareas. Por ello, y aunque determinadas acciones sobre los cultivos puedan suprimirse (como la compra y aplicación de plaguicidas convencionales), es posible que finalmente se produzca un incremento de los costes de producción.
El desconocimiento y la desconfianza hacia estas técnicas, y hacia el modelo ecológico en general, es generalizada entre los pequeños agricultores locales. Por una parte, el supuesto riesgo de obtener una cosecha inservible o que sea rechazada por el comercio convencional (por ejemplo por defectos en la piel de las naranjas). Por otra parte, con los precios actuales del mercado convencional, no podrian sostener un posible aumento de los costes de producción, ya que actualmente sus beneficios apenas cubren los gastos de su propio trabajo.
Todo ello hace que la transformación del cultivo convencional al ecológico no sea fácil ni rápida. No obstante, en nuestro caso estamos decididos a intentarlo contando con asesoramiento especializado, como les explicamos más adelante. Mientras tanto, y especialmente si las cosas nos van saliendo bien, estamos tratando de estimular a algunos de los agricultores que nos venden sus naranjas a reducir o suprimir tratamientos, ya sea de herbicidas, plaguicidas, o fungicidas (de hecho el último año ya contamos con huerto de Navelina sin tratamientos y este año probablemente también contaremos con él).
Nosotros hemos apostado por la agricultura ecológica tanto en la nueva plantación como en la actual de Clemenvilla. Además, hemos iniciado el proceso para obtener la certificación oficial para ambos huertos. Ésta tarda unos tres años en concederse, dando tiempo a que el suelo se lave, comprobar que no haya contaminación de plaguicidas de las parcelas vecinas, o que no se hayan usado herbicidas, por ejemplo. Por ello, este año las Clemenvillas de nuestro huerto no tendrán ningún tratamiento, aunque no queremos engañar a nadie, todavia no se considerarán ecológicas a efectos legales hasta que no se nos sea concedido el certificado correspondiente.
Estamos recibiendo asesoramiento de un ingeniero agrícola especialista en cultivos ecológicos de cítricos.
En la plantación nueva
Hemos plantado 260 árboles de la variedad Clemenvilla. Durante el verano hemos estado regándolos semanalmente, ya que ahora todavia tienen poca raíz y hace mucho calor en Cullera. Así que regamos a manta, el agua viene por un canal hasta la parcela y después se canaliza por dos pequeños surcos laterales hacia los plantones; ya desde el surco, cojo un cubo de agua que echo a cada uno de ellos. A esto le digo yo "darles el biberón".
Malas hierbas
Forramos los caballones con una tira de tela antihierbas de forma que la raiz del plantón está libre de competencia por las malas hierbas. Entre caballones segamos las malas hierbas cuando están altas (crecen muy rápido en verano). Con la siega, irán desapareciendo las malas hierbas de hoja ancha y se impondrán las gramíneas, formando una cubierta verde que podrá coexistir con los naranjos. Esta cubierta verde mantendrá la tierra "viva", a diferencia de los cultivos tradicionales, ya que retendrá más la humedad y vivirán en ella hongos e insectos que ayudarán tambien a mantenerla mineralizada y oxigenada.".
Plagas
A las pocas semanas de haber plantado "los bebés" observé que algunos de ellos tenian pulgón. El pulgón se tiene que eliminar, ya que se come los brotes del plantón. Pensando cómo hacerlo, y mientras consultaba con el ingeniero y algunos colegas, pasó alguna semana más y las malas hierbas crecían rápido. Mi sorpresa fué que al ir a enseñarle el pulgón que tenían los plantones a Ximo, nuestro trabajador, no lo encontré. Sin la aplicación de ningún plaguicida había desaparecido ¿Cómo? Las malas hierbas atrajeron también mariquitas que es el enemigo natural del pulgón y se lo comió. Seguro que para otras plagas no será tan fácil pero, esto ha sido mágico, con razón dicen que la naturaleza es sabia. Lo demás, ya lo iremos viendo...
En fin, estamos muy ilusionados con este proyecto, además, pasamos el verano en la casita de campo colindante y los estamos mimando día a día mi marido y yo.
El invierno pasado fue un invierno especialmente duro en cuanto a la climatología en nuestro pueblo, Cullera. Los temporales habidos desde finales de Noviembre hasta finales de Enero echaron a perder una parte importante de las cosechas de naranjas y mandarinas, y dificultaron mucho nuestro trabajo de recolección y planificación de envíos. También nuestra joven plantación ecológica se vió bastante perjudicada ya que el viento quemó los plantones, dejándolos apenas sin hojas y en un estado lamentable. Fue un momento duro.
Esta primavera hemos tenido que replantar un tercio de los plantones. Afortunadamente, tanto los nuevos como los antiguos, han brotado con firmeza y están poniendose realmente bonitos. Con esta brotación rebrota también nuestra ilusión. Nos gustaría que crecieran más deprisa però dicen que lo bueno se hace esperar...
Este año las mariquitas no han sido suficientes para controlar la plaga del «piojo», y hemos tenido que tratarlas. Lo hemos hecho con Neem (Niem), un aceite natural que se obtiene de las semillas de un árbol indio que tiene unas propiedades espectaculares, tanto en agricultura como en medicina, y que también nos ha servido para combatir el gusano «minador de los cítricos». El resultado ha sido claramente positivo.
Tras año y medio sin ningún tratamiento químico, para nuestra cosecha de mandarina Clemenvilla del año que viene, podremos exhibir ya la certificación de «En conversión ecológica».
El próximo enero se cumplirán dos años desde que solicitamos la certificación ecológica, con lo que en base a la normativa, dispondremos del certificado en enero de 2020.
El invierno pasado ha sido muy beneficioso meteorológicamente hablando y estamos muy contentos porque los árboles jóvenes están creciendo con fuerza y su aspecto es muy prometedor. Este verano hemos quitado la tela anti-hierbas que rodeaba los plantones porque estaba deteriorada, con lo que las malas hierbas han dado más trabajo y estamos utilizando el método de la siega para controlarlas.
Sin embargo, el huerto que ha estado produciendo las clemenvillas que hemos comido estos años (también en conversión ecológica) no está demasiado bien debido a los daños causados por los temporales del invierno anterior. Aún así, a sus más de 40 años de edad, aunque ha reducido su producción, sigue dándonos clemenvillas de calidad.
Joan, el encargado de cuidar ambas plantaciones, con la ayuda de Ximo, atienden con mimo los árboles: se encargan de rociarlos con el aceite Neem para el control de las plagas, de regarlos a menudo durante el verano, y del resto de tareas necesarias para llevar adelante una agricultura sana y profesional.
Este año los plantones siguen creciendo, aunque lentamente... El huerto grande se ha podado enérgicamente a ver si se recupera con fuerza ya que estaba bastante mal. Es viejecito y ha acusado los temporales de hace dos inviernos. Aún así, las pocas clemenvillas que ha producido tienen un tamaño y aspecto muy bueno, y este año disponen del certificado de «en conversion a ecológico». En conclusión, esta temporada tendremos poca producción propia de Clemenvilla. Esperamos que para el próximo año, en el que ya tendremos la certificación ecológica, podamos tener bastantes más. No ha sido fácil el camino hasta aquí y todavía están por ver los frutos, pero nosotros... ¡seguimos adelante!
Este año, por fin, la cosecha de Clemenvilla de nuestro huerto será oficialmente ecológica. Los arboles jóvenes apenas tienen producción aún. Los viejos, después de la poda del año pasado, han rebrotado enérgicamente y están muy bonitos. Aunque, debido a la poda, su masa vegetal es todavía mediana, y este no es un año de mucha producción en general. No hay muchas mandarinas, pero no podemos quejarnos, sea la que sea la producción, ha sido nuestro logro. En estos últimos tres años nos hemos formado, conseguido experiencia y reforzado la esperanza de que la agricultura orgánica en los cítricos es posible.
Este último año hemos alquilado dos huertos por un periodo de 10 años con el propósito de transformar el tipo de cultivo a ecológico. Son de las variedades Clemenvilla y Lanelate. Estos huertos estaban semi-abandonados por sus dueños, como está pasando con muchos de los huertos de nuestra comarca. La poca rentabilidad asociada al cultivo y comercio convencionales, junto con el envejecimiento de los agricultores, hace que muchos de estos huertos se dejen de trabajar, se abandonen o se arranquen los árboles. Estamos ilusionados con estos nuevos proyectos ya que, a pesar de estar semi-abandonados, los árboles se encuentran en buen estado y ahora también en buenas manos.